Todo lo que necesito saber, lo aprendí en el kínder.

Ahí estaba. En la pared, discreto. Un póster lleno de color y flores, muy de escuelita.  Me llamó la atención y lo leí mientras esperaba hablar con Miss Yola, la directora del kínder de mis hijas.  Casi han pasado veinte años y el mensaje no se me olvida.

“All I really need to know I learned in Kindergarten”. Todo lo que realmente necesito saber lo aprendí en el kínder.all-i-need-to-know ¡Guau!  De entrada suena como una de esas tarjetas Hallmark con un mensaje motivacional lleno de lugares comunes. Pero, cuando uno comienza a leerlo, se da cuenta de que es todo menos algo trillado: son frases simples sobre actitudes que, si las siguiéramos de adultos, nos permitirían vivir en un mundo muy diferente.

Cuando lo vuelvo a encontrar, casi siempre
por accidente, lo releo y me lleno de esa mezcla gusto/tristeza por su mensaje y cómo los humanos lo ignoramos, esforzándonos en vivir mal y hacer pasar a los demás un rato desagradable siempre que podemos.

Acá va una imagen que encontré en internet, a cambio de aquel primer póster. Léanlo. Piénsenlo. Disfrútenlo.  Mis dos favoritas son:  play fair; don’t hit people.  ¿Y las suyas?

 

De pilón.

Esta semana estuve dando capacitación en dos empresas, a gente joven y no tanto. Maravilloso ver cómo la sed de aprender se hace mayor cuando la motivación es correcta. Ver a un adulto de casi 60 años participar con tantas ganas como uno de 26, me hizo dar cuenta de un detalle:  el problema no son las generaciones, sino cómo las motivamos.

De repilón.

Triste, muy triste la cosa en Oaxaca.  Ambos bandos dicen tener la razón. Ambos tratan de envolvernos en sus versiones. ¿La verdad? Muertos, heridos, y una solución que todavía se ve muy lejana.

De requetepilón.

Brexit. Ah, los ingleses. En 1940, Churchill les prometió sangre, sudor, esfuerzo y lágrimas. Con eso y su amor por la patria, resistieron los bombardeos alemanes, ganaron la batalla de Inglaterra y supieron aliarse con quien les ayudó a ganar la guerra.  No me sorprendería nada volver a ver algo así. Es más: apuesto que Brexit será un renacer inglés.

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