El servicio no cuesta más, pero puede cobrarse muy bien.

En las últimas dos semanas he vivido un par de experiencias en hoteles de primera categoría, donde el servicio fue un factor determinante para crear una imagen pésima en uno y reforzar la de primera calidad en el otro.

Primero, estuve en Monterrey como conferencista en Contact Forum, para participar del 9 al 11 de septiembre, y me tocó hospedarme en el Fiesta Americana Centro.   Desde que llegué, la atención fue de la menor calidad posible; cuando le dije a la recepcionista, Perla,  que debía haber un error pues la fecha de salida en mi tarjeta de registro era el diez en vez del 11, me contestó secamente que así estaba mi reservación, por lo que debería salir el diez para volver a registrarme y pasar la noche con otra reservación, que ella sabía estaba vigente pero no podía usar…    Cuando le pedí que me ayudara, su respuesta fue cortante: “Así está la reservación y no puedo hacer nada; salga el miércoles y vuelva a registrarse”.

A lo largo de los años he tenido una relación amable y cordial con el Grupo Posadas y sus hoteles; he sido huésped en múltiples ocasiones tanto en Fiesta Inn como en Fiesta Americana, y sé que su servicio no es así. Se lo dije a Perla. Le dije claramente que ese no es el servicio Fiesta Americana; la muchacha tonta me contestó “Pues así es y no puedo hacer nada”.

Llegó el miércoles y ¿qué creen?   Me quedé sin habitación; tuve que mudarme al Ancira, hotelazo de tradición y trato cálido, donde también me he hospedado muchas veces, siempre gratamente.    ¿Qué mensaje creen que recibí al mismo tiempo en mi imeil?    Una nota de Fiesta Inn diciendo que me extrañan, que si tuve alguna mala experiencia con ellos, vuelva para que me demuestren lo picudos y atentos que pueden ser…    seguramente, pensé.   Después de haberme hecho pasar por la desagradable experiencia del registro y la salida (en que afortunadamente me ayudó una de las organizadoras del congreso y yo pude dar mis conferencias en paz), ya me veo diciéndole a Fiesta Inn “no te preocupes, volveré a probar lo bueno de tu servicio”.   No lo creo, mucho menos después de …

… corte y cambio a Acapulco.   Me fui con mi familia el sábado siguiente a la experiencia de Monterrey, y me hospedé en el Princess.  ¡Guau!   El servicio es de altísima calidad; a nada contestan “no”, sino que encuentran la manera de responder de una manera afirmativa. Por ejemplo, quise apartar un toldo de la playa la noche anterior; la respuesta negativa fue (sonriendo): “Claro, señor Duron, la reservación puede hacerse a partir de las ocho de la mañana de cada día.  Aquí lo esperamos”.  ¿Se fijan? Me respondió que no, pero usó mi apellido y asertivamente me dijo cómo sí.  Como esa, hay montones de anécdotas sobre el buen servicio, la sonrisa constante y la abosulta falta del no como respuesta.

¿Qué tiene que ver con el título de esta entrada?   Pues nada, que una noche en un Fiesta Americana, como la que pasé en Monterrey, puede costar hasta $2,000.    En el Princess paguéaproximadamente  $3,300 por noche, incluyendo gastos de comida, bar y café.   ¡Generé ingresos 65% por ciento superiores a los de la otra cadena, y estoy feliz de contarlo!

Cuando mis vendedores me salen con la cantaleta de que debemos bajar los precios para vender, la verdad me apenan.    Si eso fuera cierto, no existirían ni el Princess, ni Starbucks, ni los carros de lujo, ni tantas cosas que compramos por lo bien que nos atienden o nos hacen sentir.   Si la cosa fuera de sólo precios bajos, todo México compraría en Wal Mart y nadie iría al Palacio de Hierro o Liverpool.   Si no me equivoco, las tres cadenas gozan de cabal salud, cada una a su modo.   Sí, estoy convencido, el servicio no cuesta más, pero puede cobrarse muuuuy bien.     Hagan la prueba, dense una vuelta por cualquiera de esos proveedores que cobran caro y dan excelente servicio, y verán si tengo razón.    (Y ojalá que Posadas haga un esfuerzo por mejorar su servicio; vale la pena).

Chao.

Nadar inteligentemente; lección de negocios.

Soy aficionado a nadar, me encanta hacerlo con seriedad y dar mi mejor esfuerzo para practicar los distintos estilos –crawl, pecho, dorso, mariposa.  Voy a la Nelson Vargas un par de veces por semana, donde un entrenador/profesor dirige a mi grupo, nos corrige los defectos, enseña técnica, forza a hacer un esfuerzo extra en cada sesión y trata de obtener lo mejor de cada uno,

Estuve nadando un tiempo en la alberca del Tec Estado de México, mi alma máter, pero la dejé porque su estilo escuelita, donde el énfasis está en seguir el reglamento antes que estimular a sus nadadores a ser mejores, no es lo que busco; soy nadador recreativo, sí, pero eso  no quiere decir que busque un lugar de alberca espectacular y mínima atención en el estilo y técnica de los alumnos…    Total, que volví a la Acuática y ¡gratísima sorpresa!   Sus maestros me han corregido montones de errores en la técnica, que en la “otra” (je, je) ni se fijaron.

Sin embargo, ayer recibí la mayor lección de todas, justamente con un maestro suplente, que además es el entrenador de la selección (dirás que cuánto prólogo, pero me gusta mencionar detalles relevantes).  Resulta que Luis hizo el comentario de nadar inteligentemente, y me pareció medio sangrón.  Inteligentemente sonaba a rollo motivador, de ese tautológico que no sirve de nada.  Pues, vaya sorpresa que me llevé.   Por inteligentemente se refería a poner la mente en hacer las cosas con un objetivo, modificando el estilo, la brazada, la respiración, la patada, para lograrlo; pero, para saber cómo es ese objetivo, nos pidió hacer un par de cosas como mover el brazo o simular la patada de un balón bajo el agua, para saber cómo se siente impulsarse, o poner las manos a la altura de los hombros sobre la orilla de la alberca e impulsarnos para arriba hasta sacar todo el torso, para saber cómo debe sentirse el jalón en la brazada de mariposa –por mucho la más espectacular pero también la más compleja en su ejecución correcta.

Ahí me quedé mudo, no sólo por el valor de lo aprendido para mi técnica, sino para mi vida profesional.  Me gusta ser exitoso; me gusta que las marcas, los equipos de venta, las organizaciones sean exitosas. Pero la práctica es usar frases de estímulo como “hagámoslo con entusiasmo”, “busquemos la satisfacción del cliente”, “ganar es la meta”, y sin embargo, son sensaciones que difícilmente conocemos solas, por lo que no tenemos una idea clara de lo que se siente lograrlas o irlas alcanzando.

¿Cómo resumo el aprendizaje sobre Nadar Inteligentemente?  Simple. Para que la organización, la marca, los equipos de ventas sepan que están actuando y se están acercando, debemos darles a conocer cómo se siente; cómo se siente la satisfacción del cliente; cómo se siente cerrar una venta; cómo se siente tener una marca líder.  Sí, es un reto enorme, pero haciendo memoria lo he vivido en mi carrera y sí, se aprende mejor cuando uno vive el cómo se siente.   Cuando fui parte de Teradata, tuve el gusto de participar en un programa de formación donde vivimos la experiencia de un proyecto real con clientes, problemas, necesidades, obstáculos, pero todo en un ambiente controlado, con observadores y maestros que nos ayudaron a entender mejor lo que estaba pasando y por dónde llevarlo.  Aprendí más en esa semana que en muchos meses de formar parte de proyectos con clientes.

Nadar inteligentemente. Vender inteligentemente. Servir inteligentemente. ¡Guau!   Ahpra que esté en Contact Fórum Monterrey, aprovechando que voy a dar un seminario sobre Administración de Relaciones con Clientes orientada a los objetivos del negocio, profundizaré en el tema.  Ya estuvo bueno de “esforcémonos más, equipo”, o de simple “trabajar inteligentemente”. Es el momento de enseñar cómo se siente, cómo es ser bueno en la actividad, para que cada uno adecúe su estilo y haga las correcciones necesarias, sobre el camino, para llegar inteligentemente a los resultados, a sus objetivos y, por ende, a ser más fregones en lo que hacen.

Para despedirme, un video de Michael Phelps, en una de las veces que rompió un record mundial. Creo que él nada inteligentemente, si no pregúntenle al nadador que quedó una centésima atrás de él.

Phelps rompiendo el récord mundial de 200m mariposa, en marzo 2007.

Conferencia en Acapulco

Tuve el gusto de hablar ante los miembros de Amprofec en su evento anual; si además le sumo que fue en Acapulco, pues ni qué decir.

¿El tema? Originalmente era sobre mercadotecnia directa para el éxito de las exposiciones, pero se fue convirtiendo en una discusión sobre el uso de las comunicaciones integradas, la visión desde el lado del exhibidor, los resultados esperados contra los reales…    muy agradable, porque el diálogo no terminó con la conferencia, sino que tuve la oporunidad de conversar con varios de los asistentes durante la comida, los recesos e inclusive el torneo de golf del sábado.

Sí, como industria, los organizadores de expos tienen las mismas inquietudes que todos los demás; básicamente, vender. Para lograrlo, hacen esfuerzos intensos de promoción y publicidad para atraer a los expositores y asistentes, combinando los intereses de las dos partes…    Vaya reto.

Sí, he ido a un montón de congresos, expos y ferias, pero ahora tengo la visión también desde el lado de quien organiza; no es lo mismo, créanme.    Como asistente e exhibidor, es fácil decir que no alcanzó a cubrir nuestras expectativas o la concurrencia no era lo que esperábamos.   Ya vi que, desde el lado del organizador, empatar la oferta con las necesidades individuales es un reto a la capacidad de los organizadores, para mantener la personalidad del evento y a la vez hacer sentir a todos la satisfacción de haber recibido más de lo esperado en su asistencia…    el problema, como siempre, es la percepción de la gente.  Todos tenemos una opinión y los detalles para uno extraordinarios, para otro son pésimos; algunos acatan las reglas y otros se las pasan por el arco del triunfo; unos van a trabajar y otros a ligar a las edecanes.   ¡Vaya industria!  Me ha encantado conocerla un poco más; ahora, cuando exprese una opinión sobre un evento, no podrá ser una crítica fácil ni dicha al aventón. No tengo pretexto, pues ya vi el otro lado y, créanme, está cañón.

Les dejo también el material de apoyo usado en mi conferencia. Si nos vemos por ahí, nos saludamos.


Marketing Viral

Buscando en internet sobre marketing viral, encontré una pieza que me encantó; es de una agencia alemana, vm-people, y es una peliculita que explica en breve qué es y cómo hacerlo.

Me gusta la idea, aunque lo plantea como una opción excluyente de todos los demás medios, a los que presenta como llenos de defectos en su efectividad y costo.   Sin embargo, hacer marketing viral vale la pena, sobre todo porque es una de esas cosas de las que se habla más y se actúa menos… El reto para nosotros es hacerlo, pero hacerlo bien; mandar un video divertido a todos nuestros amigos y lograr a su vez que todos lo reenvíen hasta el cansancio no vale por sí solo; al contrario, vale la pena hacerlo y medir la respuesta, medir las ventas, pero también revisar las lecciones, aprender y volver a intentarlo. A fin de cuentas, por muy viral que sea, es marketing, y el propósito del marketing es vender.

Sí, el video está padre y habla bien de lo viral, pero no es el único camino. ¿Sólo marketing viral?   Hmmm, no creo.  En este caso hablan de jabón y sus “advocates”; eso supone cosas como la existencia de consumidores que ya conocen el producto o mercados donde algo puede decirse; ¿y cuándo es un lanzamiento? ¿o cuándo el producto ha tenido problemas de relaciones públicas?   ¿Cómo se resuelven asuntos de activación para que la gente viva experiencias de marca?  Sí, lo entiendo, es un video de una empresa dedicada a hacer marketing viral, pero el marketing se vale de muchos medios –y ninguno es despreciable– para lograr esa soñada demanda que se los lleve del anaquel a manos del consumidor.

[youtube=http://mx.youtube.com/watch?v=vj29qmLnBiE]

Conferencia en BTL Conference

Tuve el gusto de participar en BTL Conference con una plática sobre los contact centers, que en mi opinión son el recurso más desaprovechado cuando se quiere hacer CRM. Las interacciones con los clientes son una mina de oro, y pueden aprovecharse para aprovechar conocimiento que de otra manera costaría mucho dinero obtener.

Para verla, haz click aquí: centro-de-contacto-para-btl-conference-20081

3, 2, 1… ¡arrancamos!

Desde hace tiempo tengo la inquietud de crear un punto de encuentro con la gente que conozco por mis participaciones en eventos, conferencias y foros, cuando usualmente preguntan dónde pueden conseguir los materiales, o cómo entrar en contacto conmigo.

Éste es el lugar. Gracias a mi amigo Néstor Márquez, de quien tomé la idea del cómo hacerlo, arranco con este blog donde postearé esas presentaciones que me piden, más cosas que me parecen interesantes y muchas veces uso de ejemplo en mis charlas.